1. La mente es solo cerebro

"El interés por la comprensión de la naturaleza y funcionamiento de la mente humana comenzó hace más de dos mil años. Los filósofos y pensadores de aquella época estudiaron el problema de la cognición humana desde una perspectiva predominantemente especulativa. Sólo hace poco más de cien años (con la creación del laboratorio de psicología experimental en Leipzig, 1879), la mente es estudiada desde un punto de vista científico"
Nicolás Medina C, 2008.


El problema del conocimiento ha requerido durante siglos de explicaciones desde todos los puntos de vista. Esto dado a que, al parecer, somos la única especie en el planeta que "piensa en qué piensa" (aunque series como West World puedan ponerlo en duda), y como dice Jerry Fodor "nacemos conociendo nuestra propia mente". Por lo tanto, el problema de cómo se desarrolla nuestro acceso epistemológico al mundo podría ser (tal como lo planteó Aristóteles (384 a.C - 322 a.C) natural a la especie humana. 
En el siguiente artículo se plantean algunas ideas de la relación entre el cerebro físico y orgánico y nuestra vida psicológica y cognitiva:


La mente sólo es cerebro
Lo que hasta ahora se había considerado como la parte espiritual del ser humano podría no ser más que una expresión de la estructura neuronal
MYRIAM LOPEZ BLANCO

Los científicos están llegando a la conclusión de que la consciencia es algo parecido a un termostato, que percibe una situación externa, la procesa, y responde según la configuración de su programa. En nuestro caso, la situaciones externas serían los estímulos (la visión, el tacto, etcétera), y el sistema de procesamiento serían los circuitos neuronales que recorren las vías de análisis de la corteza cerebral. El que convirtamos esos estímulos en una obra de arte, en un drama o que ni siquiera nos inmuten dependería, siguiendo con la comparación, de la programación: la dotación genética, la estructura cerebral y las influencias ambientales. Así, con toda esa configuración cerebral de la que cada vez se conoce más aunque estemos a años luz de desvelar todos sus secretos no se pretende concluir que somos una simple máquina reguladora de estímulos, como el termostato, sino que puede servir para desvelar que lo que se ha llamado mente no es más que una función del cerebro. Las nuevas técnicas de imagen, los últimos avances en el estudio de la estructura cerebral y de las sustancias que participan en la transmisión de mensajes químicos y eléctricos a través del organismo han demostrado que la causa de los estados de ánimo, de las enfermedades mentales y de otras patologías importantes como la epilepsia o la miastenia tienen casi siempre una causa física. Y, como estados físicos que son, pueden ser alterados con la farmacología.
En este sentido, la revista Nature publica hoy un estudio importante: unos investigadores suizos han conseguido identificar una molécula clave que puede estar implicada en enfermedades como la esclerosis múltiple, la epilepsia o alteraciones del comportamiento como la depresión. Se trata de un receptor denominado GABA (B) (del neurotransmisor ácido gamma amino butírico), y es el último receptor que quedaba por clonar. Según Juan José López Lozano, neurólogo del Hospital Puerta de Hierro de Madrid, este receptor se encuentra en muchas zonas del cerebro y de la médula espinal, pero todavía está por ver cuál es su función, cuántos subtipos hay y dónde están localizados antes de empezar a diseñar fármacos. Hace unas décadas, era impensable la identificación de moléculas clave para el funcionamiento del cerebro. Pero las sofisticadas técnicas de investigación van evolucionando y hacen posible hoy lo que entonces era sólo sueño, y, a veces, incluso una herejía. En 1895, un neuropsiquiatra llamado Sigmud Freud escribió un trabajo que pasó totalmente inadvertido llamado Proyecto para una Psicología Científica. En él se proponía por primera vez que los mecanismos de la mente (normales o anormales) podían ser explicados con sistemas cerebrales. Freud estaba en lo cierto, pero, sin embargo, desvió su camino, se olvidó de su proyecto, y se dedicó a otros menesteres durante el resto de su vida. Ahora, cuando ha pasado un siglo, la neurociencia ha retomado el proyecto visionario de Freud. La neuroimagen, los modelos animales, la electrofisiología, la neuropsicología, la neurofarmacología y los estudios anatómicos de los circuitos neuronales están identificando las causas de lo que hasta ahora se consideraban procesos más elevados. Las enfermedades mentales han estado tradicionalmente apartadas del resto de patologías por considerarlas parte de un proceso de conocimiento llamado mente. Pero hoy se entiende que los problemas de la mente surgen del cerebro, y la influencia del medio ambiente puede también afectar a la plasticidad neuronal.

Psicopatología

Es el reto de los 90: desarrollar una psicopatología científica, según Nancy C. Andreasen del Centro de Investigación sobre enfermedades mentales de la Universidad de Iowa, en EEUU en el Science de la semana pasada. Pero no faltan dificultades. Las enfermedades mentales no tienen índices objetivos definidos como la glucosuria en el caso de la diabetes, por ejemplo. O el cáncer: uno tiene cáncer o no lo tiene, pero ¿cómo establecer los límites entre lo normal y lo anormal en las alteraciones mentales? ¿ En qué punto se convierte la tristeza en una forma de psicopatología? Así y todo, se trata de enfermedades muy reales, dice Andreasen, y para abordarlas es necesario un acercamiento desde todas las disciplinas posibles. En el caso de la mente, parecía que sólo los filósofos y poetas tenían derecho a hablar del tema. Sin embargo, hoy los neurólogos hablan del alma y del espíritu en los grandes congresos de medicina. Crick, sin ir más lejos, uno de los dos investigadores que revolucionó el mundo de la ciencia al identificar la molécula de DNA, ha escrito un libro sobre la búsqueda del alma. No es un arrebato de competencias, sino más bien una fusión de disciplinas para abordar algo que interesa a todas las personas, científicos o no: la verdadera naturaleza del ser humano. «La ciencia actual del cerebro se está adentrando en conocer la intimidad de la maquinaria cerebral, desguazando en piezas el cerebro e investigando la codificación que existe en sus circuitos y que procede sin duda alguna de lo que somos nosotros», dice el doctor Francisco Mora, catedrático de Fisiología y Biofísica de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, que ha pasado más de 20 años estudiando el sistema emocional .

Ya hay muchos trabajos que identifican las vías, los circuitos y las sustancias químicas que median la información entre neuronas, y lo interesante es que hay muchas disciplinas, que nada tienen que ver con la biología o la medicina, que están ofreciendo sus conocimientos para desentrañar los entresijos de la mente o que, al contrario, están empleando los estudios del cerebro para explicar sus propias materias. Un ejemplo de esto último aparece en la revista Science de la semana pasada. Un equipo de la Universidad Rutgers, de New Brunswick, EEUU, ha utilizado la ciencia del cerebro para estudiar aspectos cruciales dentro de la teoría de la mente: la estructura gramatical; qué es lo que todas las gramáticas comparten; o el aprendizaje de un idioma en adultos. Otro equipo de la Universidad de Iowa ha encontrado una prueba real de la existencia de «un complejo proceso de señales no conscientes», o dicho en otras palabras, de la intuición. Los investigadores llegaron a esta conclusión después de estudiar a un grupo de personas que habían sufrido un accidente en la parte prefrontal del córtex cerebral (justo por encima de los ojos). Estas personas tenían un coeficiente de inteligencia normal y podían valerse perfectamente por sí solos en la vida, sin embargo, algo los hacía diferentes. Los investigadores encontraron que estos individuos tomaban las decisiones más adversas en su vida porque les faltaba el sentido de la intuición. De acuerdo con las conclusiones del trabajo, que se publica en uno de los números de febrero de Science, en los sujetos normales existe un sistema de aviso que provoca cambios en el comportamiento capaces de hacer que la persona tome la decisión menos descabellada. Además, esta decisión se forma antes de que el razonamiento intelectual (regido por el córtex cerebral) la convierta en una decisión consciente.

Los neurocientíficos creen que el córtex prefrontal es el lugar donde se registran las emociones y que aloja una especie de base de datos que almacena toda la información de las experiencias vividas en el pasado. «Sobre todas las cosas, los seres humanos son además una suma de sus experiencias previas emocionales de las recompensas y los castigos», dijo el doctor Antonio Damasio, coautor del estudio publicado en Science y autor del libro El error de Descartes. En el cerebro emocional o cerebro límbico una de las partes más primitivas del ser humano es donde se encuentran los miedos, los placeres, la agresividad y hasta las tendencias religiosas. Todo este proceso cerebral hace que seamos seres únicos y distintos a los demás y que tengamos una visión subjetiva del mundo y de nosotros mismos. La consciencia y la mente del ser humano han pasado de un extremo a otro, siguiendo los pasos de la evolución. Las pinturas de la era de Cromagnon, en las cuevas de Lascaux, en Francia, realizadas hace más de 17.000 años son algunos de los primeros registros de la mente humana: muestran escenas de cacería, con detalles de los animales pero con una total ausencia del ser humano. Esto sugiere, según los expertos, que el ser humano no tenía entonces consciencia de su propia existencia. En el otro extremo, pasando de largo el dualismo entre mente y cerebro proclamado por filósofos como Aristóteles o Descartes, la teoría evolucionista de Darwin, los primeros proyectos de psicobiología de Sigmund Freud, o algunas doctrinas vigentes en la actualidad como el budismo se encuentra la consciencia imperante del Yo desarrollada en Occidente, y que, según algunos neurocientíficos es la culpable de buena parte de las conductas agresivas, de los enfrentamientos y de las guerras actuales.

Parece evidente la necesidad de la multidisciplinariedad al hablar de el asunto mente-cerebro. «Puede que en el futuro haya nuevos currículos donde los temas muy concretos se aborden desde lo básico hasta lo más alto. Por ejemplo, en cuestiones del hombre, desde lo atómico, molecular, pasando por las sinapsis, neuronas, circuitos, mapas, y finalmente procesos sociales», dice Mora. La configuración del cerebro es tan compleja y versátil que se sabe que incluso dos gemelos univitelinos, exactamente iguales, son en realidad diferentes. Dos personas que están escuchando un mismo discurso graban dos cosas distintas en sus circuitos cerebrales, de ahí que las personas seamos tan complejas a la hora de concebir el mundo y que también sea tan difícil que los seres humanos se comprendan mutuamente.




Ahora, en un documento Word, responde las siguientes preguntas y envíalo  a mas tardar el jueves 26 de marzo hasta las 14 hrs al correo rodrigohistoria.etievan@gmail.com para ser evaluado. Estoy conectado regularmente a este correo para consultas sobre las materias. 

  1. ¿De qué manera se produce el proceso mediante el cual una serie de estímulos del mundo exterior "se transforma en una obra de arte"?
  2. ¿Cuál es la importancia del Cortex Prefrontal para nuestra vida?
  3. ¿Qué sucede si se daña la parte prefrontal del córtex cerebral (justo por encima de los ojos)?
  4. En definitiva, ¿Por qué Miriam Lopez púede afirmar que "la mente es sólo cerebro"?

Comentarios

Entradas populares de este blog

5. Episteme

4. El funcionamiento de la mente: Los Sueños.

2. Sensación y percepción